Concha, Dora, Patro y María, mujeres de San Miguel

Entrevista realizada el 12 de junio de 2010

Datos

Mujeres nacidas y residentes en San Miguel de Pedroso.
Edad: entre 82 y 84 años.

La infancia y niñez (hasta los 10 años)

Hoy estamos con Concha, con Dora, con Patro y con María. Muy buenas tardes a todas. Estas cuatro mujeres son, por edad, las personas que más recuerdos y vivencias guardan de San Miguel, el pueblo que las vio nacer, donde crecieron y donde actualmente residen. De estos recuerdos vamos a hablar hoy. Vamos a hablar hasta la etapa de los 10 años, la infancia, la niñez. Damos un salto en el tiempo y nos vamos a los años treinta y tantos. ¿Cómo era y cómo recordáis el San Miguel de Pedroso de entonces? Adelante María.

María: Pues yo recuerdo, cuando íbamos a la escuela, que había 60 o 70 chicas y chicos y había un maestro sólo. Allí no hacía falta estufa porque teníamos demasiado de calor.

¿Os calentaban?

María: Calentar, con tantos que estábamos... Y, claro, a los mayores, pues los daba el maestro, pero a nosotras, que éramos más pequeñas, y había un chico que se llamaba Pedro, verdad, Perico, y ese nos enseñaba las letras, nos ponía en un corro y venga: "Ésta la a, la e, la i,...". Todas así.
Patro: Y los números cuando faltábamos...
María: Oye, si te pones a hablar tú, habla tú...
Patro: Sigue, sigue, sigue...
María: Y después, cuando tantas nevadas había que nos llevaban, que decíamos "a carreta”. Nos llevaban a carreta porque había unas nevadas así y entonces no había palas.

Y ¿cómo era San Miguel? Claro, no habría ni cemento, ni asfalto,...

María: En San Miguel había más de 90 vecinos.
Concha: Pero las calles estaban...
Patro: Pero las calles...
María: Las calles, como había tanto ganado, estaban llenas de basura.
Patro: Y de leña...
María: Y de leña y de todo, todo mal puesto, ortigas,...

¿Y había ganado de todo tipo?

María: De todo tipo. Había cabras.
Patro: Pero muchas...
María: Había yeguas, había novillos, que se decía, había bueyes de arar, había ovejas. Lo menos 5 o 6 pastores.
Patro: Claro.
María: Y luego, pues, nada. Mira una vez decían unos que venían de Bilbao: "Fíjate qué cosa tienen los animales, ¿cómo sabrán ir todos a la casa donde vienen del monte?". Y todas van a la casa donde es, las ovejas y las cabras y todo. Porque una vez a mi madre se la subió una cabra arriba, se subió por las escaleras y tenían una tienda de ultramarinos abajo y ella no la vio a la cabra subir arriba, pues la cabra estuvo arriba en el alto, que decimos, y luego, cuando se meten a la cama, dice que..., dice mi madre: "Arriba andan. Oye, arriba andan". "¿Qué me dices?". "Sí, sí, arriba andan". "Y ¿qué, qué hacemos?". Y mi padre con un carro y una mula bajaba a Haro a comprar y llevaba siempre escopeta en el carro. Coge mi padre sube arriba, va a tirarle un tiro y la cabra por la ventana abajo. Y no la dio.
Patro: Se escapó.

Alguna cosa más, Concha. ¿Recuerdas cómo era San Miguel entonces?

Concha: Estábamos muchas, claro.
Patro: Pues entonces en cada casa había...
Concha: Por la mañana empezaban a llamar las cabras, salían todas ahí enfrente, con el cuerno iban con..., después las yeguas, que también había yeguada, y después los novillos todos, pues eso, se salía... y dice que ¿qué hacíamos?, si todo el día había labor. Había que picar berzas, había que traer paja, había que echar de comer, había que ir a lavar.

Entonces, ¿cómo era un día normal de trabajo?

Concha: Pues eso le quiero decir, que no teníamos... Porque por la noche es cuando teníamos libre y nos íbamos al tresnoche a hacer unos calcetines, a hacer un jersey, nos juntarnos con los vecinos...
María:
O a jugar.
Concha: Y a jugar.

Pero con 10 años no hacíais eso.

Concha: ¡Ay que no! Sí. Sí, sí lo hacíamos.
María: Con 10 años íbamos a llevar de almorzar con una yegua y los vencejos, que decíamos, a la Loma, a 4 Km. de aquí, íbamos a llevar con 12 años he ido yo en la yegua a llevar de almorzar. Y te voy a decir otra cosa, cuando la guerra, no se me olvida, que yo llevaba de almorzar a mi madre y a mi hermano y toda la carretera de Burgos toda llena de camiones de estos alemanes o italianos o no sé que eran.
Concha: Militares, militares, los del ejército.
María: Yo iba con mi tía Mercedes con la yegua porque a mí me decía: "Tú tienes que ir por ese camino y yo voy a ir por este otro". Y yo le digo a mi tía: "Yo tengo que ir contigo, ¿cómo voy a pasar yo con tanto camión por ahí?, me cogen o me quitan el almuerzo y no sé qué". "Que no puedes venir por aquí, me decía, que tienes que dar la vuelta". Y, nada, y yo fui detrás de ella pues desde la..., no sé cómo le llaman, la pared hasta Valdemoro, hija, por todos los silvos con la yegua y yo, a las once llegué de llevar de almorzar.
Concha: Me cagüen diez.
Patro: Y no se tiraba la yegua a morder.
María: Pues claro que se tiraba.
Concha: Pues mira, entonces éramos muchos en casa, en la casa que menos 8 o 10, 7 eran...
Patro: Si éramos como ratones y nos mandaban...
Concha: Y de 10 años yo ayudaba a mi madre a amasar, que cocíamos 16 hogazas en el horno, con que mira si éramos... 

¿Era un horno comunal?

Concha: El horno que está ahí...
María: El horno donde vamos a hacer las manualidades.
Concha: Teníamos que barrer el horno, teníamos que echar las hogazas, teníamos que amasar, luego sobar.
Patro: Y cerner.
Concha: Luego, ¡ah, sí!, cerner con un camisón que nos poníamos de..., pero si no teníamos tiempo para nada, si no hemos sido chiquillos, si no podíamos ir ni a jugar. Yo, me decían éstas: "Tú no vengas que siempre traes el crío a cuestas". Y una vez tenía a uno, que se llama Pablo, que es mi hermano, yo digo: "Pues sí que voy". Cogí, eché así con unas mantillas, y ahí donde el pilón ese, que está para abajo de la huerta de Maxi, pues ahí que me quedé con las mantillas y el chiquito cayó abajo. Y dice la señora Anastasia y la señora María, que estaban, dice: "Ya le has matado". "No, que ya llora". Le cogí, me lo enfajaron ellas, y otra vez a correr, o sea que...
María: Hemos llevado mala vida de jóvenes nosotros. Mala.

Bueno, pero también había domingos y fiestas. ¿Qué es lo que hacíais un domingo normal y corriente, pero con 10 años, hasta 10 años?

María: Pues paseo arriba paseo abajo porque no teníamos una perra y no podíamos entrar al bar.
Dora: Eran tabernas. Y para ir a la feria nos daban, ya de mocetas, ya casi de 20 años, una peseta.
Concha: Una peseta era muchísimo.

¿Y qué celebraciones teníais así más importantes en el pueblo?

Dora: Pues mire, más bonitas que ahora. Sí, San Miguel. Venía San José y las madres bajaban a comprarnos un velo para estrenarle el día de San José Obrero, Pascua, Semana Santa,... Una chaqueta, eso era lo más bonito que teníamos, ponían baile los días de domingos.
María: Y cuando venían a poner las comedias en la cochera vuestra.
Dora: Y corriendo corriendo a quitarnos las alpargatas, los zapatos para no romperles y nos poníamos unas alpargatas. O sea, que era una cosa...

Y ¿dónde hacíais el baile?

María: En mi casa, abajo.
Patro: En casa de ellos, entonces no era casa.
Concha: Bueno, ya después, el baile en la calle el día de San Miguel más bonito que ahora, subían de Belorado así con las mulas, con las esquilas, todas llenas de flores.
Dora: Los caballos todos adornados, en la calle, muy bonito era...
Concha: Y andando con las mujeres, las novias también, y decían: "El que sube la chica el día de San Miguel ya es novia, ya se casa". No como una vez que bajaban y aquella ¿cómo se llamaba?, que… navarra era, que se tronzó. Iban todos de juega y eso y ahí por el soto se tronzó.
Patro: Iban en un carro, se cayó del carro y se tronzó.
Dora: Muchas borracheras. Ahora no se ve tanto eso, pero antes... muchas borracheras.
Concha: Y dices que ¿qué hacemos...?
Patro: Aquí no, aquí no. Aquí no se ve ahora.
Concha: Empezó la guerra y yo tenía ocho años, nos mandaban acarrear, pues mi padre con una yegua, hacer bálago con ocho años a la era, porque entonces no había ningún adelanto, que daban vuelta cuando hacías bálago y resulta que lo ponían así, tú te quedabas que no se veía más que el ramal de la yegua.

¿Qué es el bálago?

Concha: Pues se deja el grano..., la paja que queda.
María y Concha: La cebada sin moler... y sin hacer con el trillo. La paja de la cebada.
María: Eso lo usábamos para los colchones de casa.
Patro y María: El bálago...
Concha: Y las camas de...
Dora: Yo también he tenido camas de bálago.
María: Y recuerdo cuando venía el de la Dolores, el chiquito que tenía una cama así atravesada y me decía: "Yo a la cama del bálago". Se metía allí, se hacía un hoyo y ya no salía de allí.
Dora: Y eso de cama de...
Concha: Las hacía el abuelo de Maxi con unas tablas y eso y unos cordeles...
María: Nosotros hemos vivido muy mal, muy mal de jóvenes.
Patro: Aquella juventud...
Concha: Y decían...
Patro: No se la deseamos a nadie.
Concha: Y decían...
María: Pues cuando la guerra también. Aquí no se pasó hambre, pero…

La adolescencia y juventud (de los 10 a los 20 años)

Vamos a dar un pequeño salto, ya tenéis entre 10 y 20 años, ya sois adolescentes, sois jóvenes, ha habido una época negra por la guerra y empiezan los años de la posguerra. ¿Cómo, cómo ha cambiado el pueblo en ese tiempo?

Todas: Mucho, muchísimo, mucho, mucho.
María: Ahora si lo ven nuestros padres no lo conocían.
Dora: Pues mire, íbamos de paseo..., íbamos de paseo en cuanto tocaban a maitines... a casa.
Concha: ¿A maitines...?
Dora: ¿A la noche?
Concha: A maitines era por la mañana.
Dora: Y ¿por la noche?
Concha: Por la noche, las oraciones.
Patro: Las oraciones. Bueno, pues...
Dora: Pues nos marchábamos todos ¿eh? a casa, no se veía...
María: A las doce no había nadie en la calle ya.
Dora: Y yo, mi padre, mi padre estaba en la central y, si tardaba un poco, quitaba la luz. Apagaba.
Patro: Sí, luego hacíamos contraseña y a la...
Concha: Recién terminada la guerra, aquí venían y tenían que sacar todo el ganado que había, todos los chotos y todo, ahí al puente, y venían unos que eran de abastos o no sé qué y escogían el que querían y se le llevaban y el dueño se quedaba sin él. A mi padre le llevaron uno.
María: Yo recuerdo que no podíamos matar el cerdo.
Patro: Y los cerdos también.
María: Yo recuerdo de matarles en la era.
Concha: Y me acuerdo...
María: Y lo mataban de noche. Bajar a lavar el vientre a la fuente, de eso recuerdo yo.
Concha: Venía...
Patro: Yo, después de casada, hemos matado el cerdo a tres.
María: Y los caparrones igual, venían y, si tenías un saco o lo que sea, se le llevaban.

Y ¿qué es lo que se sembraba entonces, lo mismo que ahora, caparrones...?

María: Se sembraba de todo.
Patro: Sí, mucho más que ahora.
María: Se sembraba: patatas, remolachas, avena, ajos, cebollas. Lo que no plantábamos eran pimientos, porqe los pimientos...
Patro: Alguno, pero bajo de casa.
Concha: Y yeros y titos y aladras.
María: Arrancar alolbas...
Patro: Y de yeros bien pocos.
Concha: ...también se han sembrado.
María: Me acuerdo yo de eso. Como que, que... En la tierra de San Miguel, que decimos, pues estaba la Alejandra y el padre, fíjate arrancando yeros por la tarde, según calentaba el sol, lo ásperos que son, se metían a la sombra y decía el difunto López "¡Ay!, hija, hija, sembrar siembra cualquiera, pero ¡ay! para recoger, lo que cuesta recoger". Y dice "a mí no me pilla más años aquí, ya puede sembrar lo que quiera, pero no me pilla más años aquí".
Concha: Yo iba arrancar yeros pa...
María: Nosotros hemos llevado vida mala.
Patro: ¡Coño!, y para nosotros.
Concha: Y para el difunto Marcelino en las costanas también.
Patro: Pero bueno, y para nosotros. Y alolbas.
Dora: Me acuerdo mucho... que para quemar la leña que se quemaba en las casas, chaparros, que decimos, iban con ganados con una carga iban o al hombro y con mucho miedo iban.
María: Venía el guarda...
Dora: Venía el guarda y corriendo corriendo a buscarles por ahí para que no pasasen al pueblo porque estaba el guarda.
Patro: Por lo menos algo.les avisaban, ya que el guarda...
Concha: Y aquel Severo.
Dora: Aquel se escondía por ahí para cuando venían
María: Les quitaba el ocete y les quitaba la leña.
Dora: No me diga, para para lo de casa para qué..., entonces era para quemar en casa.
Concha: Una vez le pilla al Churro con una carga de leña y al hijo y dice el Severo: "ya está bien el padre y el hijo" y dice el Churro: "y ¿por qué no el Espíritu Santo?".
Patro: Pues, sí.
Dora: Yo de eso, de eso no se me olvida a mí que las mujeres echaban a correr.
Concha: Y los jueves que no había escuela, todos los chavales con un cordelito a arrancar los troncos de los chaparros ahí a los corrales. Yo me acuerdo mucho de eso.
Dora: Aquí se ha vivido muy...
María: Muy mal.

Vamos a cambiar un poquito de tema. Por la edad, 10-20 años vamos a hablar la relación que había entre chicos y chicas en la escuela, en la calle, en los juegos ¿qué relación teníais?

María: Bueno, a la escuela yo creo que... los jueves, allí los jueves por la tarde no había escuela, ¿verdad?
Patro: No, no.
Dora: Pero al maestro mucho miedo ¿eh?.
María: Sí teníamos miedo a ir a la escuela, como tardarías dos días a ir, porque nos mandaban con las cabras y con las ovejas. Yo recuerdo que iba con las ovejas...
Dora: La María ha ido mucho con las ovejas...
María: Yo recuerdo cuando parían las ovejas había que retirarlas de los carneros y ¿qué hacía?, pues las ovejas había que llevarlas a los praos. Me acuerdo con la Maxi, que iba yo, y bajábamos por la carretera aquella de los corrales a los praos, nos pillan los guardias y nos van a castigar y digo: "¿qué nos van a castigar?, ¿cómo, por atravesar la carretera con las ovejas?" y nosotras con un miedo, no veas. Entonces, se vivía mal.
Dora: Cualquiera se ponía en fila de diez, o sea, nosotros éramos unos burritos.
Concha: Y dice ya cuando teníamos 18 años o eso, te daban un costal y una hoz y a por un costal de hierba por ahí por valladares.
Dora: Ah, sí. Estaba vedado hasta cierto tiempo...
Patro: Cuando estábamos en lo de la guerra...
Dora: Corriendo a por sacos de hierba.
Patro: Cuando lo de la guerra, aquí se cocía pan y, bueno, no nos faltaba y un hermano mío, Cayo, estaba en Bilbao en la mili y fue a Bilbao con 16 hogazas de pan. Fíjate.
Concha: Madre mía.
Patro: Llega a Bilbao y se las requisaron y se dejó, sí.
Concha: ¡Oh!... Es que ¡vamos! Oye, pues ¿qué le pasó a la Esperanza?, que iba que llevaba chorizos en una maleta cuando fueron con mi madre a...
María: Recuerdas cuando en la guerra le quitaron a la de Bernardino.
Concha: La quitaron en Miranda, la quitaron así.
María: Había una señora que se bajó, antes llevaban las sayas así.
Patro: Sí, con mucho vuelo hasta la cintura.
María: Pues a esa señora se puso, pues no sé lo que se pondría.
Concha: Igual una cuerda o un cinto.
María: Y llevaba los chorizos así colgados.
Patro: Era larga y estrecha.
María: Fíjate, para ir a Logroño se tardaba un día entero. Bajábamos de aquí a las ocho de la mañana, bajábamos a Haro y en Haro no venía el tren hasta no sé qué hora, llegabas a Logroño pues a las cinco de la tarde o más tarde, pues aquella señora bajaban otras dos con ella y, claro, le decían: "mira, tú cuando llegue el tren lo primero te subes", porque como iba cargada, iba con los chorizos y ¿qué pasó?, pues que daba poco tiempo el tren, sube la de los chorizos y las otras que se quedan allí y la de los chorizos no había ido nunca a Logroño.
Dora: Claro y las otras sí.
María: Qué apuros de aquella mujer y que llegó allá y vio a uno que conocía y se le abrieron los cielos.
Patro: Y le llamaría.
María: Claro, le llamó, pero ella ni sabía donde estaba Logroño ni sabía nada. Preguntaría al... al... ¿cómo se llamaba?
Patro: Se llamaba Eugenio.
Concha: Eugenio era el...
Patro: Pues para ir a Burgos ¿cuánto tardábamos también?
Concha: Y de chiquitos pues estábamos, ya que todos hacíamos tortillas e íbamos por todo el pueblo cantando y pidiendo, nos daban huevos, otros nos daban un poco chorizo o tocino y decíamos: "Chorizo y huevos pedimos a usted y también para apagar la sed, ángeles somos, del cielo venimos, cestas traemos, huevos pedimos, si no nos los dan las gallinas se morirán y si nos dan todos los días pondrán”.

¿Y eso qué día era, el día de…?

Todas: El día de jueves de todos.
Concha: Y recuerdo que al que era alcalde le decíamos: "La vara de la justicia la tiene quien la merece, la tiene el señor Miguel, que era algunas veces, y ojalá no se la deje”. Cuando veíamos al cura decía:
Concha y Patro: "Los cimientos de esta casa relucen como cristales, los que habitan en ella son hijos de buenos padres”.
Concha: Y también decíamos: "La casa del señor cura bien se puede llamar templo o no sé cómo llamarlo porque en ella está el que lleva la custodia” o no sé qué y cantábamos no sé qué cantares y lo pasábamos bien, jugábamos al marro.
Patro: Como no teníamos otra cosa, todo el día en la calle.

Y ¿jugabais chicos con las chicas o…?

Todas: Sí, sí. Jugábamos todos juntos.
Concha: Íbamos a la escuela juntos. Jugábamos a siete navíos.
María: Nosotras hemos ido todos juntos.
Dora: Y a la soga.
Concha: Íbamos al... y cogíamos juncas y hacíamos una soga para saltar. De juncos, de juncas de esas las hacíamos.
Dora: Y con los caparrones, tirar a los demás.
Concha: ¡Ah!, sí. Y a las tabas.
Dora: Y a las tabas también hemos jugado.
María: Y a la ingloria a jugar a la pelota los chicos todos los días, en el frontón había cada partido, no veas, pero con la mano, no con paleta como ahora, que se ponían las manos ¿verdad?
Dora: Se les hinchaban...
Patro: Al mío se le ponían las manos como botas.
Concha: Y luego cuando íbamos siendo mayores, pues cuando dicen que los chicos y chicas iban juntos y cuando un chico iba con una chica, pues los otros chicos que estaban por ahí se enteraban iban a los corrales a por sacos de paja y echaban un rollao de paja desde donde era la chica a donde era el chico y decían: "vaya ya hay boda, que han echado paja esta noche".
Patro: Sí, cuando iban, si acertaban bien y si no acertaban...
Concha: No, pero también...
Patro: No, cuando le echaron al difunto Roque con la...
Concha: Hombre, con la abuela.
Patro: ...con la Estefana. Fíjate, ¿qué boda tenían esos?
Concha: Pues claro... Tú no sabes nada, cuando el padre le quería haber casado a la Estefana con Roque. Roque también quería.
María: Nosotros, siempre le digo a los hijos, nosotros lo hemos pasado mal, nosotros hemos ido de malo a bueno, pero como vuelva...
Concha: Pues ya está volviendo...

¿Y la relación que teníais con los jóvenes de Belorado? ¿Había relación o no había relación?

Todas: No, no. Poco, poco. Con los de Belorado...
Concha: Qué sé yo, si siempre eran...
Patro: Eran más presumidos que los de San Miguel.
Dora: Bajábamos a ferias, íbamos al cine, pero las del pueblo nos juntábamos, íbamos al cine.
Patro: Los de San Miguel siempre juntos.
Dora: Y una vez, pues no sé si estaríamos nosotras tres, estábamos debajo de los soportales hablando a ver cómo eran las entradas y estaba la Pilar, la Pilar de su sobrina o no sé, la que es hoy...
Patro: La hermana de Maxi.
Dora: Esa iba con nosotros.
Concha: Era del tiempo.
Dora: Claro, una peseta me parece que era el cine y la Pilar decía: "yo hasta que no se lo diga a mi padre, yo hasta que no se lo diga a mi padre..." Estando allí pasó Melitón, que le llamábamos. Le preguntas a mi padre, ¿ah!, pues yo voy. Y le dijo, claro, y le dice, bueno le dice su padre: "mira con esa peseta que vas a gastar ahí y otra que pongamos compramos un kilo de sardinas y tenemos para cenar esta noche". No se me olvida y no fue la pobre Pilar.
Patro: Claro, pidió permiso y no se le dieron.
Dora: Pero ella no quería entrar si no le pedía permiso y tuvo la suerte que pasó allí. Mira, mira por ahí pasa.
Concha: Más nos pasó a nosotras, que resulta que cogemos 5 o 6 entradas, estaba la Casilda, la Filo, la Pilar para ir al cine, ya sabíamos que era la segunda fila o eso. Jolín, había estrenado la Filo un abrigo, las metió al bolso, vamos al cine y que no tiene las entradas y que no las tiene y un hijo de pimentonero, que era más ladrón que Candelas, se las había quitado. Tuvimos que coger y sin cine y sin nada y sin pesetas a tomar vientos. Después decir que las habían cogido los guardias.
Patro: Y a callar que no te lo sabrían.
Concha: Pero mira, mira si fue buena.

O sea, que bajabais a Belorado y no teníais relación, pero y los de Belorado ¿venían aquí a San Miguel o solamente para las fiestas?

Concha: Si, sí que venían.
Dora: Por San Miguel a hacerse los mandones o sea...
Concha: Hombre, relación algunas veces sí, que a lo mejor ibas al baile y...
Patro: Meriendas.
Concha: Sabes que hacían, cuando entraban en quintas, venían aquí a pedir por todo el pueblo y...
Patro: Los quintos.
Concha: Los quintos, y si no... Bueno, si no había gente en casa, se metían y se cogían los huevos del nidal.
Patro: Ya los quitábamos antes.
Concha: Subían la música, me acuerdo, y había baile. Y subían con la música de Belorado y cuando el "somo” también subían la música.
Patro: No, pero nosotras a Gracias de Belorado hemos bajado pocas veces.
Concha: Y yo, una o dos, pero pocas.
Patro: Pocas.
Concha: A ferias bajábamos.
Patro: A ferias, sí.
Concha: Pero mira, el día del somo ensayando para el día de viti en Valderoño, ¡qué ilusión teníamos! Pues vamos a terminar pronto para venir al baile y resulta que le habían matado a aquel Don Alejandro. Cenamos la gallina que nos la puso, cenamos pero corriendo para marchar al baile. Y ahí en eso te ponían el baile, venía la justicia de Belorado que recorrían todos los montes de por ahí y subían hasta...
Patro: Subían a Santa Olalla y Espinosa.
Concha: Subían por la mañana y aquí venían por la tarde y vaya contentos con aquel baile que estábamos.

Y eso era lo que llamaban el somo, el día del somo.

Concha: Sí, el somo, que era el segundo pascua, esta pascua de ahora no, la otra.
María: Aquí se ha vivido mal.
Todas. Bueno mal, mal, mal no.
María: Muy míseros, muy mal, muy míseros.
Concha: En otros sitios se ha vivido peor.
Patro: Ahí está.
Concha: En Puras han vivido peor que aquí.
Dora: En otros sitios yo creo que peor que aquí también.
Concha: Pues en este pueblo siempre decían que...
María: Pues cuando nos hemos casado con los hijos todos pequeños, ¿qué hacíamos?, pues jugar a los bolos, a la brisca y nada más.
Concha: Pues decían algunos que a este pueblo le tenían mucha envidia ¿eh? los pueblos de alrededor, porque aquí había patatas, había caparrones, había regadío y todos esos pueblos no le tenían.
María: No sabes ese cantar que se ha dicho siempre: "Villambistia nos tiene envidia, Tosantos mucho más porque en el pueblo de San Miguel se come sin trabajar".
María: Qué bien nos vas a sacar ahí ¿eh?
Concha: Había de todo.

La edad adulta (más de 20 años)

Bueno, damos otro pequeño salto. Estamos ya en la época de los años 50-60, es cuando la época de la emigración. ¿Cómo le afectó la emigración a San Miguel?

María: Sí, pues mira ahora hemos estado mentando que está la monja. Esa se me marchó a mí de 14 años, el día 14 de marzo, no se me olvida. Era el santo de la Matilde. ¿No te acuerdas?
Patro: Sí, ya me acuerdo.
María: Yo tenía a las otras dos, una con año y medio y la otra tres meses. Yo la decía, ya doce años que tenía, digo, jolín, con la falta que nos haces, que tenemos que marchar a segar, cómo se iba a marchar para allá. Pues a mí esto del campo no me gusta, decía ella. Yo, que no. La llevó, no se me olvida, su padre cuando iban en verano a romper a la loma y la llevó con la yegua..., que dice que no había más que moscas y dijo: "yo no vuelvo más". Bueno, pues yo que no marcharía, pero empezó su padre: "oye, déjala marchar, no sea que el día de mañana nos diga que eso", hala... Mira, a mí de 12 años se me han marchado todos.
Concha: Y a nosotros también.
María: Todos ¿eh?, los cinco.

¿Para dónde se iba la gente de San Miguel?

María: Este se marchó a Zaragoza.
Patro: Pues, unas iban a las monjas. Las niñas...
María: Ignacio se me marchó de 12 años a los frailes a Bujedo.
Patro: Claro.
Concha: Es que aquí no había otro, aquí no había vida.

Pero… la gente que era un poco más mayor, que marchaba a trabajar, ¿hacia dónde marcharon?

María: Si aquí sólo se marcharon los tíos de éstas cuando se marcharon a Bilbao.
Dora: Las de Miguel fueron de criadas.
Concha: Este señor quiere decir cuando se marchó Crescencio, se marchaba José, se marcharon todos esos, entonces hubo una racha que igual se marcharon...
Patro: Pues se quedó el pueblo medio vacío.
Dora: Pues había mucha gente y poco para trabajar, porque en casa de estos eran 7-8.
Concha: 8.
Dora: En mi casa 11 hemos sido.
Concha: Y nos dejamos…
Patro: ¿Y en la mía?
Dora: En la tuya 9, otros tantos. En la del señor Miguel... Pues oye, teníamos que ir a algún sitio, ¿qué hacíamos aquí todas?
María: Me recuerdo que decía el padre de la Concha, que dice que ahora hay paro. Dice, pues en mi casa todos los días hay paro, tengo dos hijos y no los estoy mandando hacer nada. Hasta aquí había paro.
Patro: Y es que había que coger un puño de grano a onde sería.
Concha: Tenemos que coger destajos para ir a segar y, como decía yo, las zapatillas que rompemos no nos dan para ir a comprar.
(Patro) Si destrozamos más con rotas que con...

Entonces, al marcharse tanta gente, me imagino que los campos quedarían prácticamente sin trabajar ¿no?

Patro: No, trabajar sí.
María: Luego empezaron estos de los tractores.
Concha: No, pero nos quejábamos, pero también lo hacíamos.
María: Hombre, también hemos traído. Han trabajado mucho antes de los tractores, tú fíjate, había que plantar los caparrones.
Concha: Mucho tiempo antes de los tractores.
María: Las patatas. Sí, teníamos que ir a coger patatas.
Patro: Y la ganadería que teníamos.
Concha: Aquí se sembraba con un saco que se echaba en un capazo a mano, después había que sallarlo, después había que espallarlo, antes que acavanarlo, después había que segarlo, después había que atarlo, después había que acarrearlo...
Patro: Y después, alguna vez, había que arrancarlo.
Concha: Después había que trillarlo, después había que ventarlo. Fíjate que había tarea.
María: Había muchos años, había años que se apedreaba, como le digo yo a Vadillo, y allí nosotros no teníamos a nadie. Hasta el año siguiente no podíamos sembrarlo otra vez. Ahora enseguida a pedir, venga a pedir, joer, nosotros no pedíamos.
Concha: Y aquí hasta hace pocos años no ha habido nada más que todo a mano, a mano ¿eh?
María: Segar.
Concha: Porque con una hoz gallega...
María: Mira que íbamos con las yeguas a acarrear, que decíamos. Si estaba la cebada corta se nos marchaba todo por un sitio o por otro.
Concha: Pues no te acuerdas cuando cantaban aquello de "este año los labradores que mal lo van a pasar con eso de las heladas que no las pueden segar, hay unos que llevan dalle y otros que van a arrancar”. María: Pero, como estaba tan corto, se marchaba. ¿Qué hacían?
Dora: A mí eso no me ha tocado.
Concha: A ti no te ha tocado nada de eso, pero a nosotros, sí.
Dora: Cuando se moría un ganado, un buey o lo que sea, y había que pagarlo entre todos ¿verdad?
Concha: En eso había unión ¿eh? Y los vecinos se trataban más que ahora. Yo me acuerdo donde mi madre, era la zapatera, la Serafina, todos parece que eran amigos, se juntaban, ahora ya...
Patro: Había más unión.
Dora: Y había gente que iba a pedir dinero para pagar, que no tenía.
Concha: Sí, muchos.
Dora: A un vecino, a quien quería.
Concha: Bueno, y gente que venía por San Miguel, que bajaban de Puras, ¡hui!, de Pradoluengo, igual había una fila de 20 o 30, todos a pedir, a pedir, por este pueblo, que bajaban de Pradoluengo.
Patro: La comida que dicen que nos sobraba, a ver si... Y es cierto.
Concha: Iba mucha gente a pedir y luego aquí había que los pobres iban por todo el pueblo, pero ya luego hicieron ese caseto donde tienen los chismes esos, donde el lavadero, y luego se ponían ahí y al poco tiempo de hacerle vinieron dos pobres: Ramón y Mariano y uno que estaba malito y me acuerdo que el difunto Marcelino, que aquel hombre sería eso, pero que íbamos a tenerle que hacer un poco caldo, le pasábamos caldo con la señora Estéfana, nuestra señora que decía, nuestra vieja, y le dimos el caldo, maja, y cuando se estaba tomando el caldo que se nos queda muerto y que se nos murió, le enterraron aquí. ¿Os acordáis?
Todas: Sí, sí.
María: Que le hicieron una caja de madera.
Concha: De madera.
María: Y yo sabes que...
Concha: Hombre, bajó mi madre...
María: Un vencejo.
Patro: Sí, sí. Mi hermano se le reventó la piecera y todo blanco, blanco, tiró la mortaja.
María: Era de tabla y la pintaron de negro, el Mercado. Y nada... Cuando le llevaban a enterrar...
Concha: No, le pasaron allí donde mi madre y allí... Vino el cura y mi madre iba con un cajón y nosotros empezamos ¿qué hay en el cajón? ¿qué tiene el cajón?
María: ¡Ay!, por Dios.
Concha: Y después se acercaban los pobres, se les daba una morcillita y...
Patro: Una cosa es contarlo y otra pasarlo ¿eh?
Dora: Bueno, pero para pasarlo mal, mal, tampoco.
Concha: Nosotros no, nosotros hemos trabajado...
Patro: Mal de comida, no.
Concha: Nosotros sí, además hay que decir lo que es.
María: El tocino, la morcilla,... Eso no faltaba.

¿Qué es lo que..., qué es la comida típica que había entonces?

Concha: Los caparrones.
(Patro) El caparrón, como se criaba aquí tanto.
Concha: Un poco pata. El día que era pata-oreja era.
() La oreja era.
(María) El día que echaban las campanas decían vaya, hoy garbanzos.
(Patro) Y cuando matábamos nuestro cerdito.
(María) Pero, cómo se mantenían entonces las morcillas y los chorizos durante todo el año y ahora no.
Concha: Pues porque era más natural, porque ahora lo hacen venir en dos meses o tres y entonces lo teníamos un año.
(Patro) Fíjate las morcillas que se te quedaban como hueso y no se reventaban.
Concha: Era todo natural. Yo guardaba uno de un año para otro para cuando volvía a matar.
Concha: Se había mantenido natural y ahora es artificial todo.

Y ¿qué cosas había? ¿Había alguna tienda, alguna taberna en el pueblo?

(Todas) Sí, cuatro.
(Dora) En el pueblo hemos tenido toda la vida tienda. Había azúcar, alpargatas,...
(Patro) Cuatro tabernas había.
Concha: La Matilde tenía… Me acuerdo que tu madre íbamos le pedíamos azúcar o una vela y nos ponía un poquitín de azúcar aquí y qué contentos íbamos.
(Patro) Yo me acuerdo, me acuerdo más de esa mujer.
Concha: Poner cuña, poner cuña decía, nos ponía un poquitín de azúcar y qué contentos íbamos.
(María) Se ha vivido aquí mal, muy mal.
Concha: ¡Ay!, Dios mío.
(María) Y hemos estado trabajando hasta ahora.
Concha: Oye, nosotros hemos vivido mal, pero los de antes han vivido peor.
(Patro) Sí.
Concha: Porque una vez que dicen que fueron a sallar la difunta Amparo y mi tía, vino una tormenta y no la podían sacar de la tierra, la tuvieron que coger y sacarla como pudieron a la señora Manuela, con que mira.
(Patro) Pues vaya mujer más.

Y ¿qué recuerdos tenéis de las canciones o coplas, costumbres?

Concha: Canciones había muchas.
(Patro) Entonces se echaban muchas rondas por la calle los jóvenes.
Concha: Había.

¡Ah!, ¿os rondaban los jóvenes?

(Patro) Sí, sí.
Concha: Íbamos a misa a las 10 y cantaban la ronda y la contrarronda al encontrarnos en la calle.
(Patro) A una moza de este pueblo le he pedido relaciones y por no decirme que no, me ha dicho que era muy joven.
(Dora) Qué coño sabe la burra si nos queremos los dos.
Concha: Al pasar por tu puerta la burra se me paró, qué coño sabe la burra si nos queremos tú y yo. Y cantaban "en esta piedra me siento por ver si sale la luna por ver si puedo y decía de tu ventana a la iglesia tengo plantada una parra para que cuando vayas a misa no te de el sol en la cara y a la salida de misa me dirás si te cadena de amor, cadena de amor. Cantábamos.
(María) Menuda retahíla.
Concha: y en el cantaba "Dices que tienes que tienes un olivar y el olivar que tú tienes es que te quieres casar.
() ¡Ay!, Dios mío.

Vamos, que los chicos del pueblo os tenían en palmitas.

Concha: Pues sí.
(Dora) No creas y todavía ¿eh?, que había también algún rebelde.
() Bueno, pero yo creo
(Patro) Hay en todos los sitios.
(Dora) Que a unos les gustaba más y a otros...

La actualidad

Hemos hecho un recorrido por la infancia, la niñez, la adolescencia, la juventud, pero vamos a hablar de San Miguel hoy ¿Cómo veis San Miguel actualmente? ¿Qué os gusta del pueblo o qué no os gusta?

(Dora) Hombre, pues el pueblo ha prosperado bastante.
Concha: Vivimos mejor.
(María) Ahora está limpio.
(Patro) Pero estamos como los reyes. ¿De cómo hemos vivido?

Hombre, en todos los sitios ha ido a mejor. Yo no sé si San Miguel se ha quedado atrás o no.

Concha: Se ha prosperado.

¿Echáis en falta algo en este pueblo? Algo que os gustaría que hubiese y que no haya.

(Dora) Pues yo no lo sé.
(Patro) Pues una fábrica para trabajar. Nosotras ya no ¿eh?
Concha: Hombre, pues si habría aquí una fábrica, alguna cosa, la juventud no habría emigrado, habríamos tenido la gente al lado, los hijos, los nietos… y así no podemos tener a nadie, eso lo echamos en falta.
(María) Yo siempre digo que en Belorado, desde que han hecho el instituto, tienen una cosa grande.
() ¡Qué perras se...
(María) Nosotros si hubiésemos tenido a los hijos, que han tenido que marchar a Burgos o a Valencia o a donde sea...
Concha: O a Navarra que...
(María) Y pagar y ahí en eso no pagan, ni autónomos ni nada y esos, mira, ¡qué ganga tienen!
() Ahí sí que teníamos...
(María) Hombre. Yo me acuerdo que la Loles mía bajaba a Belorado en bicicleta, donde esta ahora el ambulatorio ahí bajaba a estudiar hasta 14 años, de 14 años ya se marchó para Valencia, la otra... la mandé a Burgos...
(Dora) Y no eran los estudios, eran las pensiones...
(María) Estuvo en las monjas, no quiso las monjas, había que pagarlas. La Begoña estudió en Burgos también, esa estuvo en el instituto, pero había que pagar.
(Patro) Yo tuve los 4 dos años y dijimos… esto no puede ser más. ¡Cómo íbamos a aguantar si no teníamos...!
Concha: Pues yo al mayor le tuve cinco en el seminario… Es que Belorado no ha hecho nada, porque Belorado con lo que era, que era cabeza de partido y todo, si ha habido alguna...
(Patro) Por lo menos si hubiera habido fábricas como en Briviesca...
Concha: Pero es que no han puesto nada, nada, nada...
(María) Así han debido que marchar todos.
Concha: Belorado ha ido a menos.
(María) Ahora aquí podemos dar gracias a un maestro que hubo, que lo que decía aquí no tenéis vida la juventud y los mandó a todos a los frailes… los mando a los frailes, los mando a los curas, los mandó a donde sea...
(Patro) Los preparó ¿eh?, les preparó.
Concha: Nos decía allí donde la Vitoria, cuando jugábamos una partida, dice mira dar por lo menos darles algo de estudio, porque qué adelantáis con dejarles algo si con eso no van a vivir.
(María) Yo me acuerdo mucho antes cuando venía… porque antes venían los frailes a las casas o a las escuelas a buscar a los chavales y al Ignacio con su Bujedo venían a donde el tío Hipólito.
Concha: Mi hermano Pepe así fue.
(María) Y llamaron a la Pilar para que iría Félix y yo le dije sí a mí apúntemele, pues si quiere que vaya, pues oye, que vaya. Salgo y me dice Pilar, pero tú tienes juicio de tener un hijo y mandarle a los frailes. Digo, mira, si está aquí, su padre va a comprarle unas ovejas y va a ser pastor, le dije así mismo, digo prefiero que vaya a donde sea. Ahora muchas veces me lo decía cuanto no le habría mandado yo.

Hombre, poner una fábrica o un comercio grande en San Miguel es un poquito complicado.

Concha: No en San Miguel, en Belorado que ya había vida.

O en Belorado, pero, hablando solamente de San Miguel, ¿se podría mejorar algo al pueblo?

() Sí, pero…

Alguna cosa…

(María) Pero mejorarle.
(Dora) Ya no hay personal, ya no hay personal.
(María) Si no hay nadie, cada año se muere uno y no vienen.
(Patro) Si estamos cuatro mujeres.
(María) Mira, el otro día estábamos once mujeres y no había más que dos matrimonios.
(Patro) Sí señora.
(María) Las demás todas viudas.
Concha: Somos ocho viudas.
(María) Tú hazte una idea qué porvenir hay en San Miguel y de casa de...
(Patro) Y qué hacen, no se quedan los jóvenes.
Concha: Y decía en una granja, con que mira.
(María) En cuanto nos muramos estos cuatro que estamos, si no viene la gente de fuera ¿qué va a pasar? Pues los fines de semana, como ahora.

Me quedo un poco triste porque me da la sensación de que se muere San Miguel y yo creo que San Miguel no se debiera morir.

(Patro) Ya esta muerto, ya.
Concha: No quisiéramos, vamos. Dice, todavía no.
(Patro) Bueno, pues mira. Mira, como dice María, hay cuatro hombres. Nada.
Concha: Los que hemos vivido aquí y hemos estado lo que quisiéramos es que iría a más y que podía acabar, pero...
(Patro) Y nosotras cuatro ¿cuanto más va a ser ya?
Concha: Poco, en pasando de los ochenta años ya… y tenemos más.

Bueno, yo creo que… Sí, María, díme.

(María) Ocho matrimonios, ocho matrimonios hay.
Concha: Y ocho viudas.

Yo veo muy pocos niños, la verdad

() Pocos, ninguno.
(Dora) Pocos. Aquí ninguno.
(María) Gracias a que están los de la Carmen y los del bar.
(Patro) Si no nadie.
Concha: Y esos porque han venido. Porque no estaban aquí y aquí si no ha venido gente mira los que estábamos…, porque han venido muchos.

Bueno, pues, ha sido un placer estar hablando con vosotras hoy y la verdad es que no os entreviste nada, ha sido una conversación entre vosotras y yo me lo he pasado de maravilla, así que muchas gracias a todos.

(María) Y cuando lo oigan, cuando lo oigan, dirán pero vosotras estáis bien contar esas cosas.

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