Donde los demás veos un simple palo, Jacinto ya está viendo una cachava. Empezó de muy joven, siendo un chaval vio a un pastor de Valmala tallando una y tanto le picó la curiosidad que al poco tiempo ya estaba haciendo las suyas.
Al día de hoy su colección se acerca a las 600 cachavas y, entre todas, dice que la preferida es una que le dedicó al Papa Juan Pablo II, cachaba en la que, según comenta, estuvo trabajando durante un año.
La materia que más usa es la zarza silvestre, pero también utiliza el fresno, el pruno (ciruelo), el bambú,… e incluso maderas tan difíciles de trabajar como el enebro y el olmo.
El proceso empieza con el corte de varas en invierno cuando la savia está muerta y la madera dormida, después se dejan secar a la sombra durante varios meses. Una vez secas, se pelan, se rascan con un vidrio (conviene que los palos no sean añudos) y se hacen los dibujos.
Para tallar utiliza una navaja sencilla o unas gubias y para pintarlas usa palillos o unos pinceles muy finos. Finalmente, cuando ya están bien secas, las barniza.
En agosto de 2007, durante la semana cultural de la Asociación Cultural "El Priorato", expuso por primera vez parte de su colección.