Las danzas populares han ido pasando de generación en generación, en el pueblo siempre han tenido buena acogida y una nutrida participación.
Hay constancia de que en San Miguel ya se danzaba hace casi tres siglos. Así, en el año 1756, el Abad de San Millán, en su visita regular al Priorato, prohibió danzar, comer y jugar dentro de la iglesia.
En documentos posteriores se dice que, además del día de la fiesta, también se danzaba en las peregrinaciones que en ciertos días festivos se hacían al convento de Nuestra Señora de Linares.
Parece ser que algunas danzas se tarareaban con coplas populares, pero con el tiempo se han ido perdiendo.
Los bailes más conocidos son: Las callejas, Las ovejitas, Danza al santo, El herrador o Danza de los oficios, Las siete calles o La Susana, Danza del paloteo, El blinquito y La cascabelada.
El grupo de danzantes está formado por nueve personas, ocho danzantes y el cachibirrio, que va al frente y dirige al grupo.